Tauromaquia
¡Hola a todos y todas, otra vez!
Como todas las semanas me toca hacer un rol nuevo y éste es de los que más me gustan porque puedo expresar mi opinión. Hoy me toca ser crítica.
Vengo a hablaros de un tema bastante polémico: la tauromaquia.
Desde ya os voy a decir que me posiciono totalmente en contra. Mi primera crítica en este blog fue hacia el maltrato animal considerándolo como una injusticia social y, como ya dije, creo que como Educadoras y Educadores Sociales debemos poner mucha atención en este tema, ya que los valores que debemos transmitir tienen que ir ligados al respeto por los animales.
Lo primero que nos dice una persona taurina cuando hablamos de abolir la tauromaquia es que si ésta no existiese, los toros de lidia se extinguirían y las ganaderías se irían a pique. Pues bien, durante los dos años de pandemia no ha habido corridas de toros y los toros no se han extinguido porque se han seguido llevando a los mataderos para comer. Ya sabemos que hay muchas familias en nuestro país que viven gracias a los beneficios de la tauromaquia, pero también nos importan las vidas de esos animales.
Suena hipócrita decir que para comer sí, pero para torear no. Pues dejadme que os explique que la cadena de alimentación es así. Los animales tienen una vida y luego nos los comemos, pero humillar hasta la muerte y hacerles pasar sufrimiento sólo por nuestra diversión me parece algo aberrante. Estamos en el Siglo XXI y criar animales con el único fin de humillarles para divertirnos es algo demasiado cruel, para eso prefiero que se extingan.
Por no decir, que en las corridas no existe ninguna lucha de igual a igual como nos quieren hacer creer. Hay estudios que demuestran que los toros son drogados antes de ser soltados a las plazas y, además, los toreros van armados y les clavan cosas antes de matarlos. Una vez muertos, les cortan las orejas y las enseñan a un público al que le falta babear viendo un acto tan cruel, ¿os imagináis eso con personas? ¿A que no? Pues lo mismo con los animales. Ellos nos respetan a nosotros, deberíamos respetarlos más a ellos.
También hay que decir que las zonas en las que éstos animales son criados se llaman dehesas y éstas acaban con la biodiversidad y desertizan los bosques, pues se trata de grandes hectáreas de terreno "limpio" sin apenas árboles. ¡Cuánto mejor estarían los pobres toros rodeados de árboles! ¿Por qué seguir financiando con dinero público estos actos tan atroces?
Ojalá esto se acabe dentro de poco y dejemos de parecernos a los cavernícolas que vivían en cuevas hace siglos.
Hasta aquí mi crítica de hoy. Espero que os haya gustado, dejadme vuestra opinión en comentarios.
Un saludo.
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